San Cristóbal de Las Casas, Chis. El sacerdote tsotsil Marcelo Pérez Pérez, de 50 años, fue asesinado ayer de varios tiros cuando salía de oficiar una misa en el barrio Cuxtitali, de esta ciudad.
Vecinos narraron que los agresores, que presuntamente se transportaban en una motocicleta, le dispararon cuando ya estaba en su camioneta, la cual avanzó algunos metros y se detuvo.
Varios católicos observaron el homicidio y trataron de auxiliar al religioso, pero ya había fallecido.
Pérez Pérez, originario del municipio de San Andrés Larráinzar, en los Altos de Chiapas, recibió amenazas de muerte durante años, pero rechazó recibir protección.
Según habitantes de Cuxtitali, barrio ubicado al oriente de esta ciudad, el presbítero llegó al templo de la comunidad a las 6:30 horas para oficiar la misa dominical.
Al concluir la ceremonia, poco después de las 7:30, el clérigo pretendió dirigirse al vecino barrio de Guadalupe, de donde era párroco, salió de la iglesia y se encaminó hacia su camioneta blanca con vidrios oscuros, que tenía estacionada a unos metros del templo, sobre la calle Peras.
“Se presume que subió al vehículo y ahí le dispararon, alcanzó a conducirlo pero varios metros más adelante se detuvo y ya no pudo continuar. Se oyeron al menos cinco balazos de alto calibre, por lo que varias personas salieron corriendo a verlo, pero ya estaba muerto”, relató una lugareña.
La unidad, que recibió al menos cinco tiros en la ventanilla del lado del conductor, quedó entre las calles Las Manzanas y Peje de Oro.
Poco después llegaron integrantes de fuerzas de seguridad de los tres niveles y personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) acordonó el área, mientras muchos católicos lloraban y rezaban.
A las 9:50 horas llegó una grúa, subió la camioneta con el cuerpo en su interior y la trasladó al Servicio Médico Forense para la necropsia de ley.
Al iniciar la misa de las 12 horas en la catedral, el obispo de San Cristóbal de las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez, dijo con voz quebrada: “esta mañana le han dado muerte al padre Marcelo Pérez Pérez. Salía de la misa en Cuxtitali y a escasos 50 metros lo acribillaron con varios balazos .
“Era un hombre bueno, que recibía y escuchaba a todos y siempre promovía la paz con verdad y justicia, me encontré con él la noche del sábado y ahora está, esperemos, gozando de Dios; que su muerte nos ayude a perdonar a pesar de todo, no odiar”.
Durante la homilía indicó: “me siento muy afligido por la muerte del padre Marcelo, un hombre y un sacerdote lleno de fe. Me comunicaba todo. Yo sabía que tenía amenazas de muerte por buscar la paz con verdad y justicia. Chiapas, todo el país y el mundo entero se están llenando de violencia, de muerte, de sangre”.
En entrevista colectiva posterior, expuso: “estamos dispuestos a perdonar a los agresores, a los homicidas y a quienes los mandaron, pero que recapaciten, que la verdadera paz tiene que ir unida a la verdad y a la justicia. Tenía amenazas de diversas personas. Parece que iba solo. Lo que ocurrió fue como una ofrenda de vida para que crezca la paz en Cristo Jesús”.
Marcelo Pérez siempre comulgó con los pensamientos de protección a los más indefensos del pueblo. Era participante frecuente de marchas y protestas, pese a que su vida era amenazada constantemente. La tarde del domingo se realizó una misa de cuerpo presente. «Que su muerte produzca muchos frutos», pidió el obispo de San Cristóbal de las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez. Foto ‘La Jornada’ y Afp
El sacerdote José Luis Bezares Selvas, de la Vicaría de Justicia y Paz de la diócesis, manifestó: “estamos adoloridos, conmovidos y también indignados, sobre todo porque se había levantado la voz muchas veces para exigir justicia y búsqueda de la paz y no se ha podido.
“Queremos que haya justicia, que se llegue hasta las últimas consecuencias, que no haya chivos expiatorios, que se llegue a los autores intelectuales, que haya verdadera justicia. Es una exigencia no sólo de la diócesis”.
Una vez que personal de la FGE le practicó la necropsia, el cuerpo fue llevado a las 2 de la tarde en un ataúd al templo de Guadalupe, acompañado por decenas de personas. Cientos de católicos lo esperaban en la plazuela. “Justicia, justicia”, corearon cuando fue bajado de la carroza y llevado por varios hombres al interior la iglesia, donde ya era esperado.
El féretro fue colocado en el piso. Familiares del clérigo rodearon el ataúd y el grito de “justicia”retumbó. “¡Viva el padre Marcelo!”, exclamaron.
Aguilar Martínez presidió la misa de cuerpo presente en ese templo, poco antes de las 3 de la tarde. “Que su muerte produzca mucho fruto –pidió–. No tenía miedo a morir. Algunos le llegaron a decir que estaba siendo muy atrevido, muy arriesgado, pero él lo hizo por los más indefensos, los perseguidos por causa de la verdad y la justicia. (…) Pedimos que se haga la investigación correspondiente y se encuentre a los culpables”.