En una maratónica sesión de más de 16 horas, Morena y sus aliados aprobaron la reforma al Poder Judicial con el voto del panista Miguel Ángel Yunes Márquez, logrando la mayoría calificada necesaria para implementar el llamado «Plan C» del presidente López Obrador.
La oposición calificó la reforma como un «golpe al Poder Judicial» y acusó de traición a la patria.
La reforma permitirá la elección de ministros, magistrados y jueces por voto popular, además de implementar la figura de juzgadores sin rostro y la creación de un Tribunal de Disciplina Judicial, que sustituirá al actual Consejo de la Judicatura Federal.
La oposición presentó más de 60 reservas, pero fueron rechazadas por la mayoría oficialista, que también presentó sus propias reservas para exponer sus puntos de vista sobre la reforma y hacer reflexiones políticas.
El senador Daniel Barrera, de Movimiento Ciudadano, no pudo participar en la votación debido a una diligencia familiar en Campeche. La reforma fue turnada a los congresos estatales sin cambios.
La senadora Andrea Chávez, de Morena, acusó a la oposición de «golpistas» y comparó a los opositores con Pinochet. La oposición, por su parte, calificó la reforma como un «capricho presidencial» que provocará una crisis en el nuevo gobierno.
La aprobación de la reforma judicial se realizó en medio de una doble sesión que se extendió por más de 13 horas, con la toma del salón de plenos por parte de manifestantes y el uso de la sede alterna de Xicoténcatl. La sesión estuvo marcada por acusaciones y críticas entre los senadores oficialistas y de oposición.