El cortometraje Sin tregua relata la historia de algunas de estas madres y nos da cuenta de la magnitud de dicha tragedia humanitaria. Nos muestra también, que la única herramienta para defendernos del horror es la colectividad y la solidaridad.
Un cortometraje documental dirigido por Diego Rabasa para El Día Después
Ciudad de México (N22/Ana León).- Diego Rabasa, editor de Sexto Piso, nos platica brevemente sobre este trabajo, un acercamiento al dolor de la pérdida de un ser querido pero también a toda la fortaleza de miles de madres que todos los días buscan a sus desaparecidos.
En México existen más de 40 mil desaparecidos y 20 mil cuerpos sin identificar.
«Hicimos el documental como parte del lanzamiento de la plataforma El Día Después cuyo foco estará puesto en atraer la atención hacia temas vinculados con los derechos humanos. La idea de la plataforma es establecer un puente entre organizaciones civiles o no gubernamenales, colectivos, etc., y la sociedad interesada en conocer más a fondo algunos de los muchos problemas graves que hay en México en torno a los derechos humanos, y sobre todo, para aquellas personas interesadas en colaborar con estos movimientos y sus causas.
El título proviene de una cita de Elena Poniatowska incluida en el documental. Por una parte hace referencia al dolor interminable de un familiar que busca a un ser querido, pero también a la actitud de valor y fuerza inquebrantables de las madres que emprenden la búsqueda.
Realizarlo fue un proceso profundamente doloroso, pero también restaurador del ánimo y la esperanza. La frustración y la rabia por la amplitud y dimensión del fenómeno de desaparición forzada en México, ha sido transformada en una energía colectiva y solidaria de los colectivos de madres que tienen que llevar a cuesta no sólo la zozobra, sino que tienen que sobreponerse a intimidaciones, extorsiones, amenazas y una total inoperancia por parte de las instituciones de gobierno (policías, ejército, servicios forenses).
La idea del documental es darle un rostro humano a una tragedia cuyas dimensiones son tan grandes y graves que pueden provocar una reacción de indiferencia ante el público invadido de noticias lúgubres y un entorno de horror.
La lucha de las madres nos concierne y corresponde a todos no sólo porque ningún Estado puede validar su estructura si no es capaz de garantizar la existencia de sus ciudadanos, sino porque todo lo que confluye en la desaparición forzada (leyes inadecuadas, gobierno en sociedad con crimen organizado, sistema de justicia podrido, pasmo ciudadano) le atañe a toda aquella persona consciente de la inviabilidad del rumbo actual del país.»