Una persona que trabaja en la administración pública local, me platicó que actualmente hay más corrupción que antes.
Lleva muchos años trabajando como servidor público y ha visto ir y venir gobiernos de todos colores y, desde su punto de vista, el actual gobierno, que tiene el mismo color que el federal, es el más corrupto que ha visto. En parte, porque muchos de los jefes eran de otros partidos y simplemente se colorearon en el momento justo, y las malas mañas nunca las cambiaron. Por otra parte, porque llegaron muchos “improvisados”, que con poca o nula experiencia en el sector, pero con una voracidad estruendosa aprendieron pronto cómo saquear, engañar, robar.
No generalizo, es obvio que también hay servidores públicos profesionales que hacen bien su trabajo, pero son los menos. Esto no me sorprende. Lo que sí me resulta decepcionante es que la diferencia entre la expectativa que generó una campaña que pregonaba luchar contra la corrupción y la nueva realidad sea tan abismal y asquerosa.
“Además no me han pagado desde hace dos meses”, me dice con un tono que es una mezcla de resignación y coraje. “Una trata de ser profesional, pero me tratan como si no tuviera yo gastos, compromisos, deudas. Tengo una familia que mantener”. Pero casi de inmediato, y cambiando hacia un tono que intenta ser ridículamente alegre, agrega: “al menos tengo trabajo, cuánta gente no tiene empleo, ¿verdad?”
Suele pasar en el gobierno local que cuando se acercan las campañas electorales el presupuesto se esfuma antes de tiempo, y los servidores públicos sufren para cobrar aguinaldos, primas o hasta las quincenas de fin de año. Pero en esta ocasión, no es el caso. ¿Por qué no hay presupuesto entonces?, ¿en qué podrá estar siendo usado un dinero que ya estaba “etiquetado” para la nómina?, ¿hacia dónde lo están desviando?
¿Será que desde ahora, y con mucha anticipación, se está haciendo un “guardadito” para cubrir desfalcos, para realizar obras absurdamente costosas, para financiar programas asistenciales, para preparar campañas o para comprar insumos que debieron ser adquiridos con el presupuesto que ya estaba preparado con anticipación?
Una señora que fue atendida antes que yo, desesperada, argumentaba que realizó un pago importante a la persona que hasta el año pasado atendía en esa oficina, pero ahora le están cobrando bajo amenaza de embargo como si no hubiera pagado nada. “¿Le dieron recibo? No. ¿Realizó el pago en la caja? No. ¿Le dio el dinero al sujeto que estaba aquí, en efectivo y no pidió comprobante? Así fue. El pago nunca ingresó al sistema, ¿por qué hizo eso? Porque el señor me dijo que con eso se arreglaba el asunto y que yo debía confiar en el nuevo gobierno, y apoyarlo. ¿Y usted le creyó? Sí”. Un nuevo episodio en la vida cotidiana de la realidad actual, o quizá no tan nuevo.
Llevo muchos meses buscando una palabra que exprese más profundidad, intensidad, coraje y dolor que la palabra decepción. Aún no la encuentro.
Posdata:
A propósito del escándalo que implicó la detención del exsecretario de la Defensa Nacional a manos de autoridades norteamericanas, lanzo un par de ideas:
- No debería sorprendernos tanto hablar de corrupción y delincuencia organizada en el ejército mexicano. Es una institución más rigurosa, más controlada y mejor estructurada que otras. Su reputación y honorabilidad no había sido puesta en duda, y con razón. Sin embargo, desde que se le ordenó realizar trabajos que no le correspondían (policiales, detectivescos, de combate a la criminalidad) se le expuso terriblemente bajo condiciones desiguales a los riesgos de la lucha contra los más poderosos y los más malévolos. ¿Qué esperaban que pasaría?
- Desde el 2002, AMLO planeaba “echarles el ejército” a los narcos porque no confiaba en las fuerzas policiacas federales. Ahora, vemos que no sólo cumplió su propósito, sino además está, prácticamente, militarizando la policía federal. Condición que históricamente ha precedido a los regímenes autoritarios. ¿Qué está planeando hacer ahora? El futuro me parece sombrío, más que antes, desgraciadamente.
México, 19 de octubre de 2020.