En 2004 se popularizó en todo el mundo la película ‘La terminal’, dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Tom Hanks, la cual contaba la historia de Viktor Navorski, un hombre que se veía forzado a vivir en el aeropuerto neoyorkino John F. Kennedy.
Por increíble que parezca, este filme se basó en una historia de la vida real.
Específicamente describió, a grandes rasgos, el caso de Mehran Karimi Nasseri, también conocido como Sir Alfred, un refugiado iraní que vivió en el Aeropuerto de París-Charles de Gaulle por casi 18 años, desde el 8 de agosto de 1988 hasta julio de 2006.
Según la agencia ‘Europa Press’, antes de que Karimi terminara en el aeropuerto parisino estuvo un tiempo en Reino Unido estudiando yugoslavo.
En ese entonces, y a pesar de que estaba lejos de Irán, participó en las protestas en contra del mandatario iraní Mohammed Reza Pahlevi, cuyo gobierno represivo duró por casi cuatro décadas (1941- 1979).
Cuando retornó a su país natal, en 1975, Karimi fue torturado y hecho prisionero por la policía secreta iraní. Después fue expulsado del país.
Por esta razón, en 1988, llegó al Aeropuerto de París-Charles de Gaulle, ubicado a 25 kilómetros de París, sin ningún tipo de documentación.
“Iba a Londres, pero me rechazaron la entrada porque no tenía pasaporte”, contó en alguna ocasión, según informó el diario ‘El Mundo’.
Karimi, de 75 años, pasó varios meses en prisión por no tener papeles. Cuando recobró su libertad, no podía ir a ningún sitio por la falta de documentos. Fue así como, sin tener a dónde ir ni la posibilidad de regresar a Irán, se instaló en la Terminal 1 del aeropuerto francés.
Unos años después, en julio de 1995, le concedieron el estatus de refugiado político en Bélgica, el cual nunca aceptó porque no quería irse a vivir a ese país. Su verdadero deseo era mudarse al Reino Unido, pues había descubierto que su madre era de origen escocés.
Ante su negativa, en 1999 Francia le ofreció un permiso de residencia temporal y un pasaporte de expatriado que le permitía abandonar el aeropuerto. Nuevamente, no quiso firmar los papeles.
«El Mundo» contó que varias personas que lo conocieron dijeron que el aeropuerto se volvió el lugar ideal para que Karimi se ‘sumergiera’ en sus libros y redactara sus memorias, por lo que ya no se quería ir de allí.
“Su historia es incomprensible. Tiene sus papeles en regla, medios económicos, pero no quiere irse porque solo existe a través del aeropuerto”, afirmó Philippe Bargain, jefe del servicio médico del aeropuerto en aquel entonces.
Además, tenía una buena relación con el personal del lugar.
“Es una compañía muy agradable, se nota que procede de una buena familia. Se ha ganado la simpatía de todas las autoridades del aeropuerto y lo dejan vivir aquí”, relató Sylvaine do Sacramento, quien trabajó en la farmacia del aeropuerto.
Tras casi dos décadas viendo a incontables personas pasar por la Terminal 1, Karimi abandonó el lugar en 2006, ya que tuvo problemas de salud y fue hospitalizado.
Cuando salió del hospital, vivió un tiempo en un hotel, pero, el 6 de marzo de 2007, se trasladó al centro de acogida Emmaus, en el distrito 20 de París.
Después de esta fecha se desconoce su paradero.