La escritora y traductora argentina María Kodama, viuda y principal difusora de la obra de Jorge Luis Borges, falleció este domingo a los 86 años, informó su abogado Fernando Soto vía Twitter: “Tu amigo y tu abogado te despide. Ahora entrarás al ‘gran mar’ con tu querido Borges. Que en Paz Descanses María”, escribió.
La autora de los libros Relatos y Homenaje a Borges, padecía cáncer de mama y se cree que esa podría haber sido la causa de su muerte.
Kodama nació en Buenos Aires en 1937 y era hija del japonés Yosaburo Kodama y de la argentina María Antonia Schweizer, de ascendencia suizo-alemana, inglesa y española. Se graduó como licenciada en Literatura en la Universidad de Buenos Aires y se especializó en literatura sajona e islandesa, de la que hizo traducciones al español.
Conoció a Borges cuando tenía ella 16 años y él 54, al chocar con él en la calle, a la salida de una librería. Ella le contó que iba a estudiar Literatura y él la invitó a estudiar juntos inglés antiguo, momento desde el que no volvieron a separarse.
Pese a que en 1967, Borges se casó con otra mujer, Elsa Astete, Kodama siguió viendo al escritor argentino y finalmente se unieron en matrimonio en 1986, meses antes del fallecimiento, a causa de un cáncer hepático, del escritor en Ginebra.
Dos años después de la muerte del creador de “El Aleph”, en 1988, Kodama creó en Buenos Aires la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, cuya sede alberga objetos personales, su biblioteca, las primeras ediciones de sus libros y algunos manuscritos, además de los premios, condecoraciones y diplomas recibidos.
Desde allí, se dedicó a difundir y contribuir al máximo, mediante cursos y conferencias en todo el mundo, al conocimiento de la obra del más universal de los escritores argentinos.
A lo largo de los últimos años se vio involucrada en varias polémicas relacionadas con el legado de Borges, una de las últimas tuvo lugar en diciembre de 2019, cuando el entonces presidente electo de Argentina, Alberto Fernández tuvo la iniciativa crear el Museo Borges con manuscritos donados por el empresario Alejandro Roemmers.
Kodama se opuso a la propuesta y en declaraciones a la prensa argumentó que los materiales aportados por el empresario habían sido robados al escritor por una empleada doméstica, situación que Roemmers negó.