La megamarcha que se desarrolló en Chilpancingo, Guerrero, es un testimonio del clamor de justicia que emana de la comunidad estudiantil y de la sociedad en general. El trágico asesinato de Yanqui Khotan Gómez Peralta, un joven de apenas 23 años, ha sacudido los cimientos de la ciudad y ha movilizado a cientos de personas en busca de respuestas y acciones concretas por parte de las autoridades.
El recorrido de la megamarcha fue desde la avenida de los Insurgentes hasta el Hotel Petatlán, donde ocurrió el incidente. Los participantes, entre ellos estudiantes y normalistas de Ayotzinapa, así como miembros de organizaciones civiles y estudiantes de diversas partes del país, advirtieron que no habrá descanso hasta que se haga justicia por la muerte de Yanqui Khotan Gómez Peralta.
Pidieron la destitución de la fiscal del estado, Sandra Valdovinos, y la recaptura del agresor prófugo. La presencia de estudiantes de otras regiones del país muestra la solidaridad y la unidad que existe en torno a esta causa, y subraya la importancia nacional del caso.
Días después del atentado, el presidente Andrés Manuel López Obrador indicó que la Fiscalía General de la República (FGR), atraería la investigación en un contexto de colaboración con la fiscalía estatal, quien inicialmente manejaba el caso, ante la posibilidad de que se hayan cometido delitos que atentan gravemente contra los derechos humanos del joven estudiante, cuyos detalles aún están por esclarecerse completamente.
En medio de la marcha, marcada por pintas y mantas de rechazo a las autoridades locales y federales, así como por el blindaje del Palacio de Gobierno ante posibles acciones violentas, exigieron un cambio real y significativo en el sistema de justicia y en la protección de los derechos humanos.