Virgilio Mendoza/ Babel
A principios de enero pasado supe que en China una nueva enfermedad parecía estar fuera de control. Era muy contagiosa y no se sabía cómo se transmitía. Un mes después, cuando tenía presencia en varios países y la cifra de fallecidos aumentaba, tenía ya nombre y apellido. Se aclaró que la causaba un virus y en el mundo una palabra, hasta ese momento muy poco usada, empezó a propagar miedo: pandemia.
Me enteré de la primer persona cercana a mí, grave por Covid-19, a mediados de abril. En mayo, dos amigas estaban ya enfermas. Hoy, sé de 10 contagiados y 2 fallecidos entre mis conocidos. No he dejado de leer noticias. He conocido historias heroicas de gente que trata de salvar vidas. También he sido bombardeado por todo tipo de ideas sobre esta enfermedad, desde las más descabelladas (es un pretexto para introducir en nuestro cuerpo microchips para manipularnos cuando nos pongan la vacuna) hasta las más cautas (que falta mucho por investigar) pasando por las sensacionalistas, que son la mayoría.
Tengo 5 meses tratando de entender qué está enfermando y matando a la humanidad, y hasta hoy, ignoro por qué hay gente que se resiste a aplicar las medidas de cuidado, quién tiene la razón entre los que exigen el levantamiento de la cuarentena y los que creen que debemos permanecer en casa, por qué hay rebrotes y es tan complicado controlar la enfermedad, qué se siente padecerla, hasta cuándo podremos volver a salir a la calle sin miedo a contagiarnos, y qué nos depara el futuro cercano. Así que recurrí a algunas personas mejor preparadas que yo, profesionales en sus ámbitos de especialidad, para que me ayudaran en esta tarea. Estas son sus palabras:
La Dra. Sara Amaya Gil, Médico Cirujano, atribuye la negativa de mucha gente a cuidarse porque “no le da la seriedad necesaria o ni siquiera cree en la existencia del virus. Mucha gente se basa en lo que no veo no existe, lo que a mí no me pasa no es real. De ahí partimos a que muchas personas no tienen la empatía, si no es un problema cercano no es mi problema. Al no creer, eso impide que tomen las medidas necesarias. Y también tiene que ver con la desinformación, la falta de poder discriminar lo que se lee o ve. No hay esa cultura de identificar cuáles son fuentes confiables”.
Karla Santamaría Roa, Licenciada en Inteligencia para la Seguridad, respecto del desacuerdo entre los que quieren volver a la calle y los que no, piensa que “ambos tienen razón, aquellos que buscan volver es lo más normal e incluso una necesidad. Un sector necesita ingresos para sus familias ya que viven al día, y otro busca mover la economía para recibir mayores ingresos para sus compañías. Lo malo es que no existe el orden adecuado entre las personas para poder protegernos”. Al respecto, la Dra. Amaya añade que “el problema es por las prioridades de cada quién. Está la necesidad de reactivar la economía, el problema es la falta de cultura de seguir instrucciones en el mexicano promedio, y mientras haya gente que no siga las medidas de higiene y sana distancia, por más que se busque reactivar la economía habrá muchos contagios. Mucha gente prefiere no exponerse por la irresponsabilidad de otros. El problema es cómo se está educando a la gente y la actitud ante tomar medidas de precaución”.
Respecto del porqué no ha podido controlarse la enfermedad y hay rebrotes en Alemania y en China, el Dr. Jesús García Gámez, Médico Cirujano y Partero, considera que en realidad “no conocemos el virus. Diario salen artículos, pero apenas se está descifrando”. Por su parte, Ana María García Bores, Dra. en Ciencias Biológicas, indica que “el virus no ha sido erradicado, no ha desaparecido, por eso al momento de regresar a las actividades normales hay personas que pueden contagiarse, además de que se relajan medidas de distanciamiento social, uso de cubrebocas, lavado de manos, etc.” Pero la situación es más compleja, pues “en el caso del COVID, con los análisis genéticos se puede determinar que el virus ha ido cambiando genéticamente a lo largo del desarrollo de la pandemia”, y añade: “realmente no se sabe (por qué hay gente asintomática), la enfermedad es muy reciente y no hay datos concluyentes para una respuesta”.
Y es que se trata de un padecimiento nuevo, “sui generis” lo denomina la Dra. Amaya, quien ya padeció esta enfermedad: “El Covid-19 es diferente a todo lo anterior. Se siente horrible, afecta no sólo físicamente, también en lo psicoemocional y lo social. Una parte es el miedo, que influye muchísimo, otra parte es la incertidumbre, no saber si va a ser una enfermedad leve o de gravedad, y los síntomas se sienten diferentes a varias enfermedades respiratorias, nada se siente como ese cansancio extremo que me duró 14, 15 días, una sensación de falta de aire aunque estaba oxigenando bien, es muy curioso, difícil de explicar”.
Pero, ¿hasta cuándo volveremos a salir sin miedo? La Dra. García Bores considera tres puntos importantes: que “se desarrolle inmunidad en la mayoría de la población para que el riesgo de contagios baje, encontrar una vacuna (sería lo ideal) y el desarrollo de un fármaco antiviral”. Por desgracia hasta hoy, ninguno de los tres se ha logrado.
Sobre lo que nos depara el futuro cercano, el Dr. García Gámez piensa que “viene devastador”, y proyecta que aproximadamente un 70% de la población en México podría contagiarse si no actuamos rápido.
¿Cómo debemos encarar entonces lo que viene? Para la Lic. Santamaría, “teniendo una mayor conciencia de que no sólo debemos cuidarnos individualmente, sino también a los demás. Tengo esperanza en que saldremos adelante pero tendrá que ser trabajo en equipo, de toda la población para protegernos”. Para el Dr. García Gámez, “No deberíamos salir como antes, deberíamos salir mejores, más preparados, con más inteligencia emocional, respeto y valores”.
En suma, no sabemos qué nos depara el futuro. La pandemia ha afectado nuestras vidas y todo lo que conocemos. Sin duda, tendremos que aprender a vivir con la enfermedad hasta que no exista una forma eficaz para prevenirla o combatirla. Pero ¿qué pasará con los espectáculos públicos, las escuelas, el transporte público? El escenario es de una profunda incertidumbre, lo que me recuerda a Hamlet, de Shakespeare, cuando en un monólogo muy conocido (Act. III, esc. I) menciona la frase “The undiscovered country”. Y aunque el personaje se refiere a otra cosa, la frase es pertinente. El futuro es, en efecto, esa tierra desconocida en la que viviremos pronto y en la cual tendremos que adaptarnos, por nuestro bien y el de toda la humanidad.
VMR, junio de 2020.