El desmoronamiento de las aspiraciones de David Velasco Chedraui, es notable.
A dos semanas de las elecciones se encuentra muy por abajo respecto al puntero Ricardo Ahued.
Aproximaciones internas de Morena hechas públicas y desmentidas por el propio David, lo colocan 26 puntos abajo.
Otras, las de la Alianza, de manera más optimista, lo ubican 5.6 puntos abajo.
Son aproximaciones porcentuales que se irán cerrando los próximos días, pero no tanto dada la pulverización del voto que tiene en la ciudad capital a 9 candidatos en campaña.
El candidato de la Alianza PAN-PRD-PRI para la alcaldía de Xalapa, nació muerto.
Con David Velasco, el desgaste sufrido durante el proceso interno de selección se sumó a su decadente imagen.
Se convirtió en el desdentado y decadente aspirante sesentón que hoy transita solo, desairado, con mítines chafa y volantitos en mano que nadie acepta y que sus mítines, aun trayendo a personajes como Santiago Creel, no despiertan ni el ánimo, ni la participación ciudadana.
Regresó a la memoria aquel alcalde que jamás supo dónde estaba parado al dejarse jalonear por grupos de interés, una ciudadanía inconforme por los pésimos resultados y por si no fuera suficiente, por un gobernador, Fidel Herrera -que fue quien lo impuso- que no lo bajaba de “Tontín”.
Regresó al imaginario colectivo aquel gris diputado local que poco hizo por su tierra desde la tribuna donde se desempeñó de forma mediocre.
El siguiente refugio de David, ya como nada, sería regresar a seguir haciendo bolsas de empaque de plástico para el único cliente que ha tenido en su vida, las tiendas Chedraui, hasta que de nuevo, luego de un pleito entre las familias Chedraui y Fernández, se decidieron apoyarlo para regresar a la alcaldía.
El retorno de David no sería fácil dado que no solo se enfrentaría a una nueva Xalapa, erosionada por la pobreza ante la brutal explosión demográfica, sino ante el reto de las nuevas fuerzas políticas ahora en manos del Partido Acción Nacional.
Le invirtió y se comprometió en abierto con quienes finalmente tomaron la decisión. Lo más grave, sin embargo, fue haber pactado con la delincuencia política, con los hacedores de engaños, con los mafiosos de las peores épocas del priismo.
Acudió al dedazo nacional de México pactando con la dirigencia nacional del PAN que terminó por echar a la basura a su propuesta natural, Sergio Hernández y toda su familia de rancia tradición panista.
Luego, para congraciarse con el PRI entregó la plantilla a una bola de impresentables como el gánster de antro Alfredo Niño, un conocido raterazo de mal fario a su paso como contratista de obras para “Espacios Educativos”.
Otro pícaro fue sumado a la planilla de regidores, el hijo de Reynaldo Escobar, de negro historial. Al abanico se sumaron asimismo Corintia Escobar de cuestionada reputación y Minerva Vázquez, chantajista de “Antorcha Campesina”.
Xalapa, con diez aspirantes, la mayoría de ellos con propuestas claras y atractivas, con ganas de votar por ellas y sus exponentes; sangre nueva; gente nueva; con iniciativas de cambio de verdad que desde el arranque han despertado el ánimo jalapeño, nada tienen que ver con las propuestas paniaguadas de David del “no regresaré dinero a la federación y renacerá la Ciudad de las Flores”.
En David Velasco Chedraui bien aplica aquello de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Es por ello que en el imaginario colectivo, la terna que desde hace algunos días se perfila para disputar la final se ubica entre Ricardo Ahued, Cinthya Lobato y Pepe “Chocolate”.
Ahued está a la cabeza, pero con Xalapa no hay pacto de sangre con ninguno, menos con Morena por los pésimos resultados del otro atarantado, Hipólito Rodríguez.