En la medida en que avanzan los trabajos de recuperación de las capillas del atrio del Templo y Exconvento de la Natividad, en Tepoztlán, Morelos; los trabajadores del INAH hallaron símbolos indígenas como un tocado de plumas, un hacha y un escudo, bajo las capas de revestimiento de cal en las capillas al aire libre.
El hallazgo más significativo fue el de una pintura mural del siglo XVI, la cual alude a un emblema de iconografía prehispánica, compuesto por los símbolos de un penacho, un hacha, un escudo o chimalli y una vara de flores.
Los especialistas del INAH, aún analizan si los atributos de la imagen están vinculados al dios Tepoztécatl o a alguna otra deidad; ya que se trata de un elemento histórico que puede conectar a la población actual de Tepoztlán con su ascendencia y que es un inicio para entender las transformaciones de la sociedad tepozteca.
Esta revelación es resultado de los trabajos de restauración en el atrio del conjunto conventual, el cual forma parte de los «Primeros monasterios del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl», inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Frida Itzel Mateos González, es la coordinadora del proyecto de bienes muebles asociados, quien indicó ?en comunicado de prensa- que las tareas han abarcado aplanados históricos, pintura mural y piedras labradas, y que están en proceso de restauración los correspondientes a las bardas atriales y arcos de acceso, las capillas posas 2, 3 y 4, la capilla abierta, la cruz atrial, la pila bautismal y la portada plateresca del Templo de la Natividad.
Para ello, se realiza una delicada limpieza mecánica con el uso de bisturíes, de manera que se trata de una tarea quirúrgica, e inyecciones de cal y arena para consolidar y resanar los aplanados pintados.
La capilla posa 4 fue en donde se encontró el emblema prehispánico más nítido entre las capas de cal que cubrían la pintura mural; mismas que fueron retiradas para hacer una observación microscópica de lo que se suponía eran los atributos hagiográficos marianos o de Jesucristo.
Lo que en realidad se encontró fue un círculo rojo bien conservado y unos triángulos, en donde aparecieron las plumas de un penacho. Al centro del círculo se halló una greca roja con una vara de flores y un tepoztli (hacha), similar al del glifo de Tepoztlán. No se trataba de una representación cristiana, sino de un chimalli (escudo prehispánico).
Este emblema se pintó a mano alzada con un rojo diluido, se rellenó con veladuras y se delineó con este mismo color. El círculo de 11 centímetros de grosor y poco más de un metro de diámetro, encierra dichos símbolos prehispánicos, igualando en dimensiones al escudo mariano que también se pintó en el siglo XVI en las capillas posas.
Esta misma imagen se repite en las capillas 2 y 3, lo que ha dado pie a una investigación interdisciplinaria en la que participan varios restauradores, museólogos, una etnohistoriadora y una arqueóloga.
Básicamente, este hallazgo deja entrever que los sacerdotes españoles no sólo alteraron la arquitectura de su iglesia para que pudiera alojar a un gran número de conversos indígenas, sino que también les permitieron a los albañiles pintar murales con motivos prehispánicos.
Pero no solo se trata de la hipótesis, sino de encontrar la evidencia en el convento en de Tepoztlán que se remonta al siglo XVI; cuando sacerdotes católicos españoles construyeron atrios al aire libre para enseñar y convertir a grupos indígenas tras la conquista de México en 1521.