Ángeles González Ceballos
Xalapa, Ver
La partida de monseñor Hipólito Reyes Larios es una partida inesperada, pues mientras la Arquidiócesis se preparaba para celebrar su cumpleaños 75 el próximo viernes y por lo que se difundió una semblanza de lo que le caracterizaba en vida; quien iba a pensar que unas horas después se tendría que hablar de pasado.
Junto con esos sentimientos que llegan con la partida, con la partida de alguien querido como el Arzobispo, también llegan los de la fe, porque somos personas de fe y creemos en la resurrección de los muertos, expresó el vocero de la Arquidiócesis, José Manuel Suazo Reyes.
Durante la celebración de la misa exequial, tras la llegada de los restos a Catedral, pidió vivir la voluntad del Señor, no obstante que ésta sea triste, difícil y dolorosa para todos.
«No se haga mi voluntad dice Jesús ahí en el Monte de los Olivos. No entendemos ni entenderemos, ya tendremos respuestas certeras a todas las preguntas que en estos días estarán en nuestro corazón.
Lo que sí creemos y sí sabemos es lo que Jesús nos prometió y hoy el Evangelio viene a hablarnos precisamente de la eternidad. Lo que sí sabemos, porque Jesús mismo nos lo reveló, es que cuando llega la muerte, Dios nos abre una puerta a la eternidad», destacó el Vocero en su sermón.
Agregó que Dios pone un límite a esta vida humana para abrirnos las puertas de la eternidad y don Hipólito ha ya abierto esa puerta y frente a ella se ha encontrado a Dios nuestro Señor, ha hecho su encuentro definitivo con él.
Asimismo, expresó que no sólo cree que se haya encontrado con Dios, sino también con la Santísima Virgen María, a quien él invocaba frecuentemente a través del Santo Rosario.
Suazo Reyes recordó que la eucaristía significa acción de gracias y por ello, agradeció a Dios por haber tenido a Monseñor Hipólito Reyes Larios como presbítero, como sacerdote que acompañó la formación de muchos otros sacerdotes de ésta y otras Diócesis, incluso en el extranjero.
Asimismo, agradeció los dones que lo caracterizaban, pues era una persona cercana a la gente, amistosa, transparente, era un hombre que sabía escuchar, que sabía delegar.
Era también una persona que se preocupaba de la situación social, de la vida, de los derechos humanos, de la naturaleza y muchas veces manifestó su punto de vista, iluminado de la palabra de Dios.
«Le damos gracias a Dios porque estuvo más de 14 años como arzobispo, guiándonos, acompañándonos, acercándonos a Dios, ofreciendo los sacramentos, dando su bendición, consolando, de eso también le damos gracias a Dios», resaltó.
El prelado católico afirmó que los sentimientos por su muerte tocan los corazones, pero también las verdades que hoy se recuerdan de él, lo que fortalece y llena de paz.
Fue así que por la misericordia de Dios, pidió que el alma de Monseñor Hipólito Reyes Larios y la de todos los fieles difuntos, descanse en paz.