Tenemos un nivel de oposición política en México, que cae en la ridiculez. Si bien no he sido partidaria de muchas de las decisiones del actual presidente, no dejo de aplaudir a la Cuarta Transformación que saben como manejar su comunicación social. La dirigen completamente al sector que votó por ellos y sin importarle lo que digan los demás.
Pero FRENAAA es una broma comparada con otros movimientos sociales verdaderamente serios y con una lucha imparable.Al menos me da gusto que una parte de la sociedad que había permanecido tan insensible a la vida política del país, se esté manifestando.
Tienen derecho y eso se reconoce, pero parece que cada paso es un tropiezo a lo más profundo.Se escucha a una mujer con altavoz gritando por la calle, que se necesitan voluntarios para ocupar las casas de campaña que protagonizan el plantón instalado en Paseo de la Reforma.
¿Este es un movimiento que necesita pasar entre los carros para que un buen samaritano acepte transnocharse, mientras ellos vuelven a sus casas en Las Lomas?
No hemos entendido nada.Ya vimos que las tiendas semivacías han sido retiradas con facilidad, porque nadie estaba dentro de ellas. Así es, todo este tiempo el estrafalario, llamativo y mediático plantón tenía nada adentro o en el mejor de los casos, un montón de cajas de agua.
Pero el chiste sigue cuando se les pregunta qué es lo que quieren lograr con la manifestación. Si es que alguno contesta que exigen la renuncia del presidente antes del mes de noviembre del presente y loquísimo año.
Sin un plan, sin líderes obvios -ah sí, disculpe usted, Ricardo Anaya ha vuelto- los ocupantes dan vueltas y vueltas por Reforma para intentar mantener de pie, el movimiento que se ha caído desde sus primeros pasos.
Sin bases, sin fundamentos, sin un coraje basado en la necesidad de ser escuchados, sino en hacer berrinche porque se han acabado sus privilegios, un movimiento así es muy probable que no sobreviva.
¿Qué será al pasar los días? Cuando no haya plantón, cuando el cansancio arrecie. Cuando la comonidad de seguir como si no pasara nada vuelva a entrometerce en sus narices.
No es que quiera que dejen de manifestarse, pero para un movimiento –y pregúnten a los grandes activistas que ha dado este país- es necesario un motivo fuerte, personal, comunitario y sólido.
Más allá del querer de vuelta los privilegios que tuvieron durante tantísimos años.Pero no se ven indicios de un movimiento social fuerte y de oposición.
Con estrategias y una ruta trazada. Con integrantes clave que le den credibilidad y acciones que vayan más allá de bloquear una avenida.A lo mucho se puede ver en Reforma a integrantes del Frente Nacional Anti AMLO pelear y gritarse con seguidores del presidente mexicano que ellos quieren echar del poder, con casas de campaña vacías compradas en Amazón.