Desde luego que la pregunta del título podría ser inobjetable en algunos lugares del mundo, donde la cultura social está híper vinculada al nicho familiar.
En Latinoamérica, en especial México, es donde sería casi imposible determinar que la familia no fuera una de las protagonistas en la despedida de un ser querido.
Claro salvo algunas excepciones, del caso, pero la verdad es que en general el mexicano está muy vinculado al ceno familiar.
Hace un par de días por accidente y navegando en las diversas plataformas de internet que ofrecen series y películas me tope con una película que al principio pensé: me serviría de fondo en mis otras actividades, sin embargo al poco rato, mi atención fue acercándose poco a poco a la pantalla donde se reproducía dicha película.
Esta producción que seguramente está rodada en Chile por el acento de los actores, muestra un ejemplo sobre la importante relación que un ser humano tiene para con su entorno en el ocaso de su vida.
Los amigos, siempre son parte fundamental en la formación de una persona cabal, y si estos trascienden dentro de la vida de uno se vuelven «inseparables», y no me refiero a que están en todo momento de nuestras vidas presentes, sino con sus acciones determinaron que había cierta lealtad hacia nuestra persona y que nos estimaban. Desde luego para que esto ocurra debe haber cierto desinterés y más bien, cierta afinidad en la compañía y en el trato. Esta realidad que se va construyendo día a día en nuestras vidas, casi siempre desde edad temprana.
Creo que esa es la clave principal. Cuando no existe nada qué pretender u ostentar y se muestra el ser humano tal y como es; las verdaderas historias de amistad y amor pueden crecer. En esta historia en particular, uno de los integrantes del grupo de amigos muere.
La única heredera llega a reclamar su herencia se topa con tres amigos -ya en el ocaso de sus vidas-, y le aseguran que no tiene nada que heredar, todo se lo han gastado, en compañía del hoy difunto, padre de la heredera.
Después de varias aventuras y situaciones cómicas, que ocurren con el fin de recuperar el dinero que debería de heredar la hija de su amigo, se lee una carta en la que -su señor padre- de la heredera le decía que le dejaba lo más valioso que había cosechado en su vida y era la compañía de sus amigos: aunque viejos y ya enfermos, le aseguró en su carta, serían la mejor compañía de su vida.
Muchas veces, los amigos que vamos cosechando en la vida, con los que iniciamos nuestra vida y que van siendo testigos de nuestro andar en el barrio, donde toda la historia de nuestras vidas comenzó. Y a lo largo de la vida siguen presentes, y ahí es donde la importancia de saber, qué además de cuestiones materiales en la vida hemos hecho.
Podríamos llegar a entender que los amigos no sólo son testigos en muchos de los casos, son testigos y hasta protagonistas de nuestras vidas y no los consideramos importantes. Llega la familia y hacemos a un lado a nuestros amigos, tal vez por razones específicas, sin embargo no todos deberían de quedarse sólo en el recuerdo, sin seguir el camino junto con nosotros.
A veces creemos que saludarlos o verlos de vez en cuando es un compromiso social, pero en verdad es un compromiso con nuestra vida, con nuestra historia. Pero entonces, habrá que pensar si al final del camino es importante que estuvieran presentes.
Tal vez nadie te conoce como ellos y tal vez, serán a los únicos que no haya necesidad de explicarles nada, porque saben, sólo con estar presentes y callados podrían hacer la diferencia, el de ser amigos.
Habría que plantearnos en verdad quién seria una excelente compañía en los últimos momentos de nuestra vida, esto no quiere decir que nuestra pareja o hijos se lo merezcan, sino me refiero a que con los años nos vamos despersonalizando y olvidamos nuestro yo, y nos convertimos en una herramienta para que las cosas en la familia funcionen y pocas veces, regresamos a ser lo que algún día fuimos, cuando más felices éramos.