La Isla de Sacrificios es un sitio emblemático de la zona conurbada que atrae la atención de todos los turistas. Ubicada a unos kilómetros del boulevard, su característico faro y su belleza natural no pasan desapercibidos.
Con dimensiones de aproximadamente 450 metros de largo y 198 metros de ancho, esta isla forma parte del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano. Su acceso está restringido al público y está protegida por la Secretaría de Marina.
La Isla de Sacrificios fue uno de los primeros lugares descubiertos por los españoles en México. Los totonacas la consideraban un sitio sagrado y adoraban al dios Quetzatcoatl aquí.
Cuando los españoles exploraron la zona, encontraron una isla que se denominó «isla blanca» o «blanquilla» y luego llegaron a la isla de Sacrificios. El nombre de esta última se debe a que descubrieron cuatro indígenas muertos envueltos en mantas, algunos con más de 20 días de fallecidos y otros con menos de 5 días ya que habían sido sacrificados.
Además, se encontraron edificios con características similares a torres de 3 metros de altura, donde se hallaba una escultura de un animal labrado en mármol, similar a un león con la lengua afuera, junto a un vaso lleno de sangre.
También se descubrieron algunos basamentos piramidales en los que se encontraban diversas figuras prehispánicas, como vasos, vasijas y herramientas relacionadas con sacrificios, así como ofrendas.
Aunque existen restos históricos enterrados en la isla, aún no se han estudiado por completo debido a que el avance del mar ha ido ocupando cada vez más territorio en su interior, poniendo en riesgo años de historia.
A pesar de que la isla de Sacrificios se encuentra cerrada al público, sin duda es un sitio histórico que vale la pena apreciar durante tu visita a la zona conurbada.