Ante el Día Internacional de las Mujeres, es crucial recordar que las detenciones arbitrarias, los actos de tortura y la discriminación de género en el sistema de justicia siguen siendo una realidad alarmante. Un ejemplo palpable de esta injusticia es el caso de Keren Selsy Ordoñez, una sobreviviente de tortura que ha pasado más de ocho años tras las rejas en Apizaco, Tlaxcala, por un delito que no cometió.
Keren fue detenida el 11 de diciembre de 2015 por hombres armados vestidos de civil, quienes resultaron ser agentes de la Procuraduría de Tlaxcala y la entonces Policía Federal. En un acto indignante, fue sometida a torturas y amenazas para que se autoinculpara en un caso de secuestro, todo mientras sostenía a su hija de un mes en brazos. Aunque su ex pareja, también detenida, cumplió una condena de cuatro años, Keren fue condenada a 50 años de prisión y sigue luchando por su libertad.
En 2021, un Tribunal Colegiado concedió un amparo, reconociendo violaciones a sus derechos procesales y abriendo una nueva oportunidad para su liberación. Sin embargo, las autoridades de Tlaxcala siguen manteniendo una acusación injusta en su contra. El sistema de justicia, en lugar de priorizar la libertad de una mujer inocente, se enreda en formalismos, postergando indefinidamente su proceso penal.
Keren aún espera una nueva sentencia debido a una diligencia que no se ha podido realizar, a pesar de sus insistentes solicitudes para encontrar alternativas que faciliten el proceso. Hacemos un llamado al Tribunal Superior de Justicia de Tlaxcala y al Poder Judicial de la Federación para que prioricen la resolución de este caso.