Este sábado se llevó a cabo una procesión para conmemorar los 500 años de la llegada de los 12 frailes franciscanos que marcaron el inicio de la evangelización en México, ingresando por el puerto de Veracruz.
Encabezada por el Obispo de la Diócesis de Veracruz, Carlos Briseño Arch, y un obispo auxiliar de Guadalajara perteneciente a la orden franciscana, la procesión recorrió las calles de la ciudad en un emotivo tributo a aquellos que trajeron la fe católica a tierras americanas.
Acompañados por frailes franciscanos, seminaristas y fieles creyentes de diversas partes del país donde las órdenes franciscanas tienen presencia, la procesión partió desde la iglesia del Cristo hasta la majestuosa Catedral de Veracruz, un viaje que resonó con el eco de cinco siglos de historia religiosa.
Durante la procesión, se exhibieron las reliquias del Beato Sebastián de Aparicio y de San Rafael Guízar y Valencia, figuras veneradas por su papel en la propagación y consolidación del catolicismo en México.
El punto culminante del recorrido fue el paso de los franciscanos sobre un tapete elaborado con esmero por 30 artesanos del municipio de Tlalixcoyan, una obra de arte efímera que sirvió como símbolo de respeto y gratitud hacia aquellos que abrieron camino a la fe en estas tierras.
Tras la procesión, dio inicio una misa en la Catedral de Veracruz, donde se recordó el significado trascendental de aquel 13 de mayo de 1524, cuando los 12 franciscanos, entre ellos Fray Francisco de Soto, Fray Martín de la Coruña y Fray Toribio Motolinia, llegaron para difundir el Evangelio en México, marcando un hito en la historia espiritual de América.
La celebración de este evento histórico no estuvo exenta de repercusiones en la ciudad, ya que la avenida Independencia permaneció cerrada al tráfico desde las primeras horas del sábado, mostrando el impacto y la importancia de este acontecimiento para la comunidad local y nacional.