El Volcán de Colima, uno de los más activos de México, se encuentra actualmente bajo alerta amarilla según el Semáforo de Alerta Volcánica. Esta decisión, tomada por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), implica una vigilancia continua del coloso para detectar cualquier cambio en su actividad que requiera mayor atención.
Las condiciones climáticas en la zona del volcán son favorables para la observación y monitoreo. El cielo despejado y la ausencia de nubosidad permiten una visibilidad óptima y detección satelital en caso de exhalaciones de vapor de agua, gases o ceniza. A las 06:00 am del 25 de mayo de 2024, los datos de radiosondeo en Manzanillo, Colima, indican vientos del sureste a 30 km/h a 5000 metros, vientos del sur-sureste a 11 km/h entre 5000 y 7000 metros, y vientos del oeste a 16 km/h por encima de 7000 metros.
El modelo Hysplit, utilizado para prever la trayectoria de posibles emisiones volcánicas, pronostica que cualquier exhalación seguirá una ruta hacia el suroeste, afectando zonas del noreste, norte, noroeste, oeste y suroeste de Colima y el sur de Jalisco durante las primeras 12 horas. Para las siguientes 12 horas, las trayectorias se dirigirán hacia el suroeste, centro-oeste y sur de Colima, extendiéndose sobre el Océano Pacífico.
El Volcán de Colima, también conocido como Volcán de Fuego, es parte del Complejo Volcánico de Colima, junto con el Nevado de Colima. Este complejo está situado en el Parque Nacional Volcán Nevado de Colima, creado el 5 de septiembre de 1936 durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. El parque abarca una superficie de 6,554.75 hectáreas y es una Área Natural Protegida federal de gran importancia debido a su biodiversidad y su continua actividad volcánica.
El Volcán de Colima es un estratovolcán, compuesto por capas de lava solidificada y rocas sedimentarias, y presenta una historia geológica compleja. Sus formaciones incluyen rocas del Jurásico, calizas del Cretácico y formaciones graníticas desde el Cretácico hasta el Cuaternario. Su constante actividad lo convierte en un objeto de estudio permanente para vulcanólogos y científicos.
El parque no solo es significativo por su actividad volcánica, sino también por su diversidad de ecosistemas. La compleja topografía, las altas altitudes y la proximidad al Océano Pacífico contribuyen a una rica biodiversidad. Las laderas del parque están cubiertas de bosques de pinos y encinos, que contrastan con las áreas semi-tropicales de menor altura, albergando numerosas especies endémicas de flora y fauna.
Además de su valor ecológico, el parque es un destino popular para el ecoturismo. Los visitantes pueden disfrutar de actividades como el senderismo, acampada y la observación del volcán desde diversos miradores. La conservación de este parque no solo protege su biodiversidad, sino que también garantiza que las generaciones futuras puedan aprender y disfrutar de este ecosistema único.
El Volcán de Colima, bajo alerta amarilla, sigue siendo una fuente de fascinación tanto para científicos como para turistas. Su estado actual requiere un monitoreo constante, pero su historia y biodiversidad continúan siendo un testimonio de la riqueza natural de México.