En su homilía de la Santa Misa celebrada en la Catedral caldea de San José de Bagdad el Papa Francisco dio gracias por los fieles que viven allí, donde en tiempos remotos surgió la sabiduría y donde en los tiempos actuales han aparecido muchos testigos, que las crónicas a menudo pasan por alto, y que son preciosos a los ojos de Dios.
En su segundo día en Iraq la última actividad pública del Santo Padre fue la celebración de la Santa Misa en la Catedral caldea de San José en Bagdad, a las 18.00 hora local.
Catedral caldea de San José
El edificio se construyó para satisfacer las necesidades de la comunidad caldea que había abandonado en la década de 1950 el antiguo barrio de Agd al-Nasara – donde se encuentra la Catedral de María Madre de los Dolores – para instalarse en el moderno barrio de Karrada. La primera piedra fue colocada por el Patriarca de los Caldeos Yusef VII Ghanima el 14 de septiembre de 1952, día de la Exaltación de la Santa Cruz. Y fue consagrada e inaugurada por el mismo Patriarca en 1956. Puede acoger a más de 400 fieles. Construida en estilo oriental, su estructura de hormigón armado está coronada por un tejado inclinado y está decorada con vidrieras. El interior está organizado respetando las tres partes convencionales de las iglesias sirias orientales, pero con un estilo moderno: la parte reservada a la asamblea, el coro y el altar con un ornamento de madera tallada en el centro. En la nave lateral derecha se encuentra el icono de Nuestra Señora Odigitria, en la nave lateral izquierda se encuentra el icono de San José con la escuadra de carpintero, símbolo de su rectitud, y el lirio, símbolo de su pureza, junto a Jesús adolescente.