En este tiempo de contingencia sanitaria, causada por el COVID-19, el sufrimiento humano se ha hecho presente en muchos hogares sea por la pérdida de algún ser querido como por el contagio de algún familiar, «el sufrimiento está presente en el corazón de mucha gente», lamentó el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes.
Por ello, manifestó que se debe recordar además que ésta realidad del sufrimiento humano acompañó también la vida y ministerio de San Rafael Guízar Valencia.
Al recordar que Guízar y Valencia fue el primer obispo mexicano en ser declarado santo y luego proclamado como patrono de los obispos de México, afirmó que a este Santo no le son extrañas todas las suplicas y necesidades que brotan de corazones destrozados y afligidos por el sufrimiento.
«Cuando llegó a Veracruz se encontró con una diócesis que había sido devastada a causa de un terremoto. Su arribo a Veracruz le trajo aflicción y sufrimiento por la situación dramática que estaban viviendo sus feligreses», revivió Suazo.
Además, subrayó que en aquel momento se vivía un ambiente de exilio, persecución religiosa, confiscación de bienes patrimoniales en su diócesis, así como el asesinato del padre Darío Acosta.
Al enfatizar que la visita del Nuncio Apostólico Franco Coppola tuvo como uno de sus motivos, visitar la tumba de Guízar y Valencia, refirió que al santo le tocó mantener su seminario en el exilio enfrentando padecimientos de salud como la diabetes, obesidad causada por un transtorno endocrinal, el malestar físico que le causaba una llaga varicosa en una pierna y sus cardiopatías.
Situaciones que no disminuyeron su ímpetu misionero, su caridad pastoral y sus continuas misiones.
«San Rafael Guízar Valencia fue un obispo cuya vida y ministerio estuvieron marcados por la cruz de Cristo, por eso le encomendamos que interceda ante Dios por todos los que sufren espiritual o físicamente, sea por causa de la enfermedad, por la violencia o por la extrema pobreza», expresó.