El periodista Enrique Monroy narró las amenazas y riesgos a los que tanto él como Olga Wornat, autora del libro “Felipe el oscuro”, se enfrentaron por las revelaciones que se iban a hacer en el texto y afirmó que todos los años en que sufrieron acoso y amenazas, sabían que quien estaba detrás era Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón y quien ahora enfrenta a la justicia norteamericana por presuntos vínculos con el narcotráfico.
En entrevista con Julio Astillero, recordó que conforme fueron arreciando las amenazas y el riesgo, se le mandaron escoltas y chaleco antibalas, así como patrullas en su domicilio para desempeñar su trabajo.
“Felipe el oscuro es una investigación de dos años de trabajo, de entrevistas interesantes, de datos duros, de colusiones entre gente en el Gobierno. Yo creo que en realidad les molestó mucho que Olga los pintara de cuerpo entero, que a pesar de que no sabían bien a bien qué tenía el libro, estaban preocupados porque saliera. Olga viajó mucho por México, hicimos muchas entrevistas y es un libro polémico porque tiene mucha información complicada”, subrayó.
Julio Astillero cuestionó si el libro hacía referencia a crímenes del expresidente Felipe Calderón o de su exsecretario de Seguridad Pública, a lo que Edgar Monroy afirmó que sí, que Felipe el oscuro es un libro que tiene mucha información de las andanzas de García Luna y ciertos aspectos de la vida privada del exmandatario.
“Yo creo que eso les molestaba demasiado. Con el tema García Luna hay mucho que decir. Olga te platicaba de los tres videos que existe y yo te puedo decir que lo que Olga dijo es verdad, porque yo también vi esos tres videos”, indicó.
Sostuvo que esos videos “van a cimbrar” la vida política del país porque son muy “fuertes” en donde se ve a García Luna y al expresidente hablando en distintas ocasiones, así como recibiendo dinero.
Recordó que la organización Artículo 19 le recomendó salir del país “por su seguridad” y pese a su renuencia, lo tuvo que hacer ya que el 10 de noviembre de 2011 recibió una llamada de Felipe Zamora, subsecretario de Asuntos jurídicos y derechos humanos de la Secretaría de Gobernaciónpara decirle que el entonces secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, estaba enterado de todo y quería platicar personalmente con él.
“Me dijo el día de mañana nosotros tenemos un evento en Cuernavaca y nos gustaría que nos acompañes para que en ese inter de los espacios puedas platicar con el Secretario y puedas saber exactamente de qué se trata”, rememoró.
Felipe Zamora le dio indicaciones para que llegara a Campo Marte y volara con ellos, es decir, iba a ser tripulante de ese helicóptero en el que horas más tarde, del día 11 de noviembre, se desplomara y perdieran la vida, Zamora, Blake y otras personas.
Sin embargo, antes, el mismo día 10, le volvió a llamar Zamora para informarle que una persona del Estado Mayor se subiría y que mejor los buscara al regreso de la gira, aunque estuvieran cansados.
“Ese día que cayó el helicóptero va un equipo de personas a mi casa a conectar aparatos, a conectar mi teléfono y efectivamente estaba intervenido, el teléfono de tu casa está intervenido, el celular está intervenido, entonces ya no eran cuestiones de nosotros, sino ya teníamos la certeza”, manifestó y definió que fue cuando decidió salir de México a Praga.
El técnico encargado de la revisión le informó que podía ser tecnología militar la que se estaba usando, que solamente la tenía la Secretaría de Seguridad Pública o los militares.
Al tomar la decisión, acudió a renovar su pasaporte, pero la Secretaría de Gobernación filtra su salida y con Artículo 19 la tienen que reprogramar.
En ese inter, recibió una llamada de un funcionario del cual omitió su nombre, pero que ahora ocupa un alto cargo en la administración y éste le recomendó que lo mejor era salir del país o lo iban a matar.
Fue el 19 de noviembre de 2011 cuando estando ya en el aeropuerto y al entregar el chaleco antibalas, la Policía Federal lo jala “al cuartito” para amenazarlo y decirle que le encantaba escribir “pendejadas” o participar en “pendejadas” y al final, lo escoltaron al avión y le advirtieron que cuando regresara lo estarían esperando.
Dos años después, en enero de 2013, ya estando en funciones Enrique Peña Nieto, decide regresar de Praga a nuestro país, pero en Monterrey se suben dos personas al avión para decirle que serán los encargados de su seguridad a partir de ese momento. Fue así que durante 11 meses -gracias al Mecanismo de Protección de Periodistas- tuvo escoltas, camioneta blindada, entre otras cosas.
“Yo siempre fui consciente de que era Genaro García Luna, Olga y yo siempre fuimos conscientes de que era Gerardo García Luna y de sus amistades y obviamente Felipe Calderón lo sabía y no podía decir que no lo sabía, porque Olga platicó con Gil Zuarth (Roberto, entonces secretario particular del expresidente Calderón). Olga platicó con Alejandra Sota (vocera del exmandatario) y porque a través de otras personas le mandamos mensaje y Olga le mandó un mensaje al Presidente, obviamente lo sabía… amenazar a un periodista por hacer su trabajo es demasiado grave”, manifestó.
Julio Astillero destacó que el Felipe el oscuro se está reescribiendo y ahora lo respalda la editorial Planeta, pero se analiza con detenimiento que salga a la luz.