En este lugar dedicado a la difusión del arte y la cultura, tanto visitantes como trabajadores declaran haber sido testigos de hechos paranormales. La edificación originalmente estuvo destinada a ser un hospicio, posteriormente funcionó por un tiempo como hospital, y finalmente se convirtió en museo en 1970.
Debido a sus ocupaciones anteriores, el museo pudo haber sido testigo de muchas muertes. Turistas que han pasado a visitar el museo aseguran haber visto a un niño llorando, pero que cuando intentan ir a consolarlo ha desaparecido. También algunos guardias dicen haber oído pasos de niños, risas o incluso haber visto sus sombras.
El recinto ubicado en la calle Zaragoza en el centro de Veracruz es un edificio construido en el siglo XVIII, el cual en sus inicios estaba enfocado a ser un hogar para menesterosos, hasta que en el año 1860, tras la invasión de los franceses, éste fue utilizado como hospital y años más tarde con la expulsión de los invasores, se utilizó como nosocomio de mujeres.
Posteriormente, para el 12 de diciembre de 1870 se utilizó como hospicio, recibiendo ancianos, personas con problemas mentales y niños huérfanos; hasta el año 1967 cuando el hospicio cambió de sede y tras una remodelación, en 1969 se anunció en el sitio la apertura del actual Museo de la Ciudad.
El director del Museo de la Ciudad de Veracruz, Ricardo Cañas Montalvo comentó, “es un edificio donde murieron muchas personas y no sabemos si antes tuvo un indicio triste pero, en los 97 años que fue hospicio pasaron algunas cosas, entre ellas la muerte de un niño”.
La historia de apariciones toma realismo con los relatos de turistas y personal que trabaja, quienes refieren ver a niños, en especial a un infante “que camina por los pasillos, se le ve de noche, llora, es travieso porque enciende luces y cambia las cosas de lugar”.
El relato más escalofriante, recuerda el director del recinto, es cuando hace unos años, previo a la desaparición de la policía intermunicipal, había “un vigilante que le asignaron el turno de noche y al otro día amaneció en la banqueta porque no quiso permanecer en el edificio argumentando, en el transcurso del turno estaba con casi todas las luces apagadas cuando vio siluetas corriendo en la parte superior, pensaba que se habían metido a robar, le habló a la corporación, llegaron, revisaron el edificio y no encontraron nada, se fueron y al rato, vio a unos niños en la parte de abajo pero se estaban riendo de él, entonces muerto de miedo se salió a la banqueta y pidió a su corporación no regresar nunca a vigilar el Museo de la Ciudad”, el hombre renunció y jamás se le ha vuelto a ver en el sitio.
Así también, han regresado al lugar ancianos que anteriormente siendo niños vivieron en el hospicio y recuerdan el pánico que les daba andar por ciertas zonas debido a la aparición de un niño que según cuentan, en el área de la zotehuela había caído a un profundo aljibe en forma de pozo, de donde lo sacaron muerto para después enterrarlo en un panteón de la ciudad.
En este sentido, personal y visitantes sin ninguna relación en común, han coincidido en describir al niño de las apariciones como un menor de aproximadamente 9 años, peloncito, con overol y con la expresión triste.
Sobre este infante, el director Ricardo Cañas relata según los comentarios de visitantes, el menor “entra a donde está la cabeza olmeca que era la antigua cocina del hospicio y los turistas al verlo llorando lo siguen por esa única entrada para darle consuelo pero cuando llegan al interior no hay nadie; otras personas lo ven y avisan que anda un niño en los pasillos llorando”.
Así también, agregó, “otro de los fenómenos es que se ve un perro, al cual incluso se le oye ladrar; precisamente, hace dos semanas uno de mis compañeros, Franz, le tocó trabajar hasta las 09:00 de la noche, ya estaba cerrado el edificio y de pronto, escuchó los ladridos del perro, tuvo que salirse y dejó las luces encendidas porque le dio mucho miedo”.
Por otra parte, las trabajadoras del lugar Margarita, Carmen y Marigely, comparten los relatos paranormales y aseguran, las zonas de mayor actividad fantasmagórica son el área de baños, la zotehuela (donde se encuentra el aljibe), los pasillos de la parte superior y debajo de las escaleras, área que durante el orfanatorio era usada como celdas de castigo.
Otro de los relatos macabros, recuerdan, fue durante “la exposición de asesinos seriales y pena de muerte, exposición que estaba todo el día hasta las 07:00 de la noche, al final de la jornada cerraron el museo pero a la mañana siguiente, algunas de las figuras como la de Ed Gein e inclusive la de Jack ‘el Destripador’ aparecieron movidas de lugar pese a que estuvo cerrado con llave el espacio” toda la noche. La sala donde ocurrió este evento es conocida como ‘Sala A’ o ‘Sala norte’, la cual durante la etapa de orfanato era usada por las niñas menores.
Debido a estos eventos, además de aquél policía, recientemente un estudiante que realizaba sus prácticas profesionales en el sitio optó por renunciar debido al temor que le ocasionaban los eventos paranormales, principalmente en el área adjunta a los baños, donde se encuentra la cabeza olmeca, sitio donde fue agredido físicamente por quien suponen un ‘ente’.
El silencioso y enigmático recinto en los últimos años ha recibido videntes de algunas partes del mundo quienes aseguran percibir una profunda sensación de tristeza en la parte de la zotehuela, así como estudiosos de eventos paranormales quienes han corroborado la existencia de fuerzas sobrenaturales.
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