Ramiro Mandujano
En San Andrés Tuxtla hay una gruta que se llama la Cueva del Diablo a donde las personas llegan a realizar ritos y tratar de conseguir poder.
La Cueva del Diablo es uno de los principales atractivos turísticos para ese municipio, el cual ha sido explorado por espeleólogos nacionales y de otros países.
Al interior se pueden encontrar peticiones escritas en papel, ofrendas, fotografías, veladoras y hasta sangre.
Aunque algunos realizan ritos presuntamente satánicos, sacrificios de animales y pactos hay turistas que solo llegan a conocerla.
Durante el primer viernes de marzo, brujos y curanderos llegan a recargarse de energías, pero también llegan turistas a buscar aventura y realizar peticiones.
La Cueva del Diablo se encuentra rodeada de la Laguna Encantada, el Cerro del Venado y vegetación. Incluso para llegar se camina cerca de 1 kilómetro.
Se puede uno dar cuenta que se está cerca al empezar a leer leyendas como “Satanás está vivo” pintadas en las piedras.
Las cuevas siempre han despertado la curiosidad y hasta el temor de los seres humanos.
Se dice que son entradas para el infierno y en México hay varias, sobre todo en Veracruz.
Para llegar a la cueva se tiene que rodear la laguna de Catemaco y caminar por un sendero de vegetación espesa.
Los lugareños recuerdan que desde principios de 1950, los pobladores de Quiñiatla, Encino Grande, Tierra Colorada, Petlacala y Teopancahualco, visitaban este sitio, pues se encontraba un nacimiento de agua, cuyo líquido, lo aprovechaban para bañarse y al mismo tiempo lo transportaban hasta sus hogares para su consumo.
Sin embargo, decían que las personas que se trasladaban por estas veredas, debían de acudir en grupos de cinco integrantes, pues quienes se atrevían a caminar solos o en pareja, al llegar a la caverna, podían escuchar el ruido de una carreta y el galope de los caballos amarrados con cadenas.