os obispos de todo México, en un mensaje al pueblo exhortan a eliminar todo discurso que promueva el odio, la división, la exclusión y que ahonde en la separación, fragmentación y rencor social.
Además, definen que la larga historia de imposición y manipulación de procesos democráticos que caracterizaron en el pasado a nuestro país es un doloroso recuerdo que por ningún motivo debe repetirse.
Refieren, entre otras muchas cosas, que el Papa Francisco ha insistido en el diálogo como herramienta indispensable para promover el bien común, el fortalecimiento de las instituciones democráticas y el respeto al Estado de Derecho.
Exhortan a eliminar todo discurso que promueva el odio, la división, la exclusión y que ahonde en la separación, fragmentación y rencor social. «Frente a los grandes retos que enfrenta el país, solo en unidad, solidaridad, comunión, paz y amor se podrá salir adelante».
Afirman que para la Iglesia la democracia auténtica merece una alta consideración, en tanto que asegura la participación ciudadana en las opciones políticas y garantiza el control de los gobernados sobre sus gobernantes, así como la posibilidad de sustituirlos de manera pacífica.
En su mensaje esperanzador, manifiestan su preocupación por las condiciones de los hermanos enfermos a causa del COVID-19 y de quienes padecen enfermedades crónico-degenerativas.
«A pesar de las medidas implementadas por las autoridades sanitarias en los distintos niveles de gobierno, la cifra de personas enfermas y fallecidas a lo largo y ancho del territorio nacional sigue en aumento».
Por ello, ante esta realidad, para tener conciencia clara del alcance de la pandemia y sus consecuencias, es necesario que las autoridades civiles realicen todo el esfuerzo posible para proporcionar, información sólida y transparente sobre la extensión del contagio y su evolución, así como del número de muertes que causa.
En ese sentido, proponen que la aplicación de pruebas sea amplia, constante y expedita.
Definen que el derecho a la información sobre el alcance real de la pandemia, en México como en todo el mundo, no puede ser limitado o restringido en modo alguno.
Sostienen que la pandemia ha evidenciado en el país la necesidad de fortalecer el sistema de salud, la falta de insumos suficientes a los asistentes sanitarios, y la urgencia del acceso a los servicios de salud para todos.
Los obispos del País señalan que la suspensión de muchas actividades productivas está dañando el empleo y el ingreso de millones de hermanos que experimentan la apremiante necesidad de recursos económicos para subsistir, por lo que es evidente la urgencia de promoción de la economía solidaria y del consumo local.
«Casi 10 mil empresas cerraron durante abril y mayo, de acuerdo con la información oficial ofrecida por el IMSS. Más de 12 millones de trabajadores dejaron de tener ingresos tan solo en el mes de abril y el número de pobres va en aumento acercándose al 60 % de la población nacional», subraya la carta.
Desde el punto de vista de los jerarcas católicos es urgente que todos los sectores competentes, gobierno, empresarios y sociedad, generen condiciones que modifiquen el escenario desolador que está viviendo: «no podemos dejar morir las fuentes de empleo». Por eso, como ciudadanos y como Pastores llamaron a los gobernantes y legisladores para que propongan de manera creativa y oportuna, las mejores soluciones y los incentivos imprescindibles que permitan sortear los difíciles meses de cuarentena para el sector productivo.
«Descuidar a los generadores de empleo no tendrá ningún resultado positivo a mediano y largo plazo. La primacía del trabajo sobre el capital, tantas veces enseñada por la Doctrina social de la Iglesia, implica implementar todas las medidas que sean necesarias para preservar las fuentes de empleo y promover el espíritu emprendedor», apuntaron.
De igual forma y con la misma fuerza, exhortaron a impulsar y promover a los que menos tienen, toda vez que ningún sector de la sociedad puede quedar marginado en las políticas públicas de rescate y apoyo por esta pandemia, especialmente los pueblos originarios y la población migrante.
Los obispos no olvidaron mencionar que durante la pandemia, la violencia es la única que no está en cuarentena y sigue su estela de muerte e inhumanidad en todo México.
«Suman ya 14 mil asesinatos en lo que va del año. La violencia intrafamiliar se ha recrudecido. Hoy, en medio de esta crisis sanitaria y económica que padecemos, es urgente alzar nuestra voz y refrendar nuevamente que la caridad cristiana no está al margen de la justicia, sino que la supone», destacan.
Sostienen que es obligación del Estado hacer efectiva la justicia que implica la seguridad de los ciudadanos, el castigo a los culpables de la violencia y del crimen organizado, sin hacer excepciones en la aplicación del Estado de Derecho.
«Corrupción e impunidad son un binomio que caminan de la mano, y que nos siguen desafiando en México», afirmaron.
Asimismo, expresaron que el escenario que ofrece hoy nuestro país se caracteriza por la falta de diálogo entre los actores políticos, la polarización ideológica, y el riesgo de una insuficiente división de los poderes públicos que debilita los siempre necesarios contrapesos democráticos.
«En estas condiciones, resalta la necesidad del ejercicio de la libertad de expresión crítica. La Iglesia se solidariza con los comunicadores que valientemente expresan sus opiniones con verdad y agudeza. Una prensa libre siempre es señal de una sociedad libre», apuntan.
Y ante la proximidad del inicio de los procesos electorales de 2021, la Iglesia llama al pueblo de México y a todos los actores políticos y sociales responsables, para que se fortalezcan las instituciones autónomas del Estado, en especial el Instituto Nacional Electoral, responsable por mandato constitucional de organizar las elecciones federales y coordinar las elecciones locales, así como los tribunales electorales.
«Solamente cuidando con esmero la autonomía de estos organismos se tendrá la certidumbre necesaria para que la voluntad del pueblo sea respetada al momento de definir quién debe acceder a los cargos de elección popular», sostienen.
Fue ahí donde resaltaron que la larga historia de imposición y manipulación de procesos democráticos que caracterizaron en el pasado a nuestro país es un doloroso recuerdo que por ningún motivo debe repetirse.
«Como Iglesia profesamos un profundo respeto por las opciones sociales y políticas que los mexicanos libremente eligen. Para la Iglesia la democracia auténtica merece una alta consideración en tanto que asegura la participación ciudadana en las opciones políticas y garantiza el control de los gobernados sobre sus gobernantes, así como la posibilidad de sustituirlos de manera pacífica», abunda el mensaje.
Los obispos también reconocen el admirable esfuerzo de muchos padres de familia, maestros y directivos que continuaron, en la medida de lo posible con la formación de nuestra gente.
«Hoy, es evidente que la educación no se reduce al ámbito de la escuela. Los primeros responsables de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, son sus progenitores y tutores, quienes asumen, en primera persona el cuidado y el acompañamiento de los menores. Cabe resaltar que en este difícil tiempo de pandemia emergió la necesidad de educar en actitudes fundamentales, como el cuidado del entorno, del prójimo, el respeto, la templanza, el diálogo, la sana convivencia, entre otras», agregaron.
Asimismo, indicaron que sin duda, en el transcurso de los últimos meses se han manifestado, las grandes carencias y desigualdades del Sistema Educativo Nacional.
Por ello, llamaron a replantear la política social, con el fin de encauzar los principales esfuerzos de inversión de recursos, talento y creatividad, en este sector vital para el desarrollo.
Es fundamental para el regreso a la nueva normalidad escolar, el apoyo decidido y concreto en la reestructuración de espacios, herramientas, métodos educativos y acuerdos entre los agentes de las distintas comunidades del País.
La promoción de la educación, en sus diferentes niveles, es una de las tareas principales del Estado, que no puede reducirse tan drásticamente con argumentos de austeridad.
Es urgente reconsiderar, de manera inmediata, la situación de múltiples universidades, centros de investigación, así como espacios de cultura y promoción del arte, el deporte y la ciencia.
«Como Iglesia que peregrina en México, queremos poner de manifiesto que la Esperanza es nuestra certeza y nuestro camino. Recordamos que a lo largo de la historia nuestro pueblo ha sabido sobreponerse a momentos difíciles de donde ha salido fortalecido. Acogiéndonos a los brazos de nuestra Madre del cielo, la Siempre Virgen Santa María de Guadalupe, construyamos la “casita sagrada” en la que podamos superar nuestras diferencias para caminar hacia el sueño de Jesús de ser uno, como Él y el Padre son uno
Firman, Rogelio Cabrera López Arzobispo de Monterrey yPresidente de la CEM; Carlos Garfias Merlos Arzobispo de Morelia y Vicepresidente de la CEM; Alfonso G. Miranda Guardiola Obispo Auxiliar de Monterrey y Secretario General de la CEM; Ramón Castro Castro Obispo de Cuernavaca y Tesorero general de la CEM; Javier Navarro Rodríguez Obispo de ZamoraPrimer vocal y José Leopoldo González González Obispo de Nogales Segundo Vocal.