La terapia sexual y los problemas de pareja son dos motivos muy frecuentes por los que acuden muchos adultos a la consulta de un psicólogo. Existen numerosas creencias erróneas con respecto a la sexualidad que nos impiden disfrutar plenamente de nuestras relaciones íntimas.
El sexo siempre ha estado rodeado de tabúes, mentiras y de información incorrecta que nos ha impedido disfrutar libremente.
Desde pequeños/as recibimos mensajes de nuestros padres y entorno próximo referentes a la sexualidad. En ocasiones, las creencias que nos transmiten sobre el sexo son erróneas. Son mitos que dinamitan nuestra vida sexual. Por tanto, un primer paso consiste en tener una buena información sexual basada en el conocimiento científico.
A continuación presentamos los mitos sexuales más frecuentes:
- Mitos sobre el pene
- Mitos sobre la erección
- Mitos acerca del orgasmo femenino
- Mitos sobre el orgasmo en pareja
- Mitos acerca de la masturbación
- Mitos sobre el alcohol y el sexo
- Otras creencias erróneas sobre la sexualidad en pareja
Mitos sobre el pene
«Los hombres con un pene grande dan más satisfacción sexual a las mujeres.»
¿El tamaño del pene importa para disfrutar del sexo?
La cuestión del tamaño del miembro viril es tan antigua como la humanidad; no hay más que dar un vistazo al arte y a la representación de las figuras masculinas.
En los tamaños y formas del pene hay tanta variedad como en las orejas, narices, ojos, manos o pies de un hombre. ¿Por qué el tamaño del pene arma tanto jaleo? La razón está en equiparar el tamaño con la satisfacción sexual. Se piensa que a mayor tamaño, mayor placer.
El tamaño del pene no hace a un hombre buen amante. Y en el sexo lo importante es gozar, disfrutar, pasarlo bien…o ¿es una cuestión de exhibir un gran tamaño? También hemos asociado el tamaño del pene con la potencia viril de un hombre; si tienes un pene grande se supone que eres un super macho, y sino, eres débil, de poco carácter, poco varonil.
Lo que las investigaciones concluyen es que, en todo caso, importa más el grosor que la longitud. El roce es lo importante para la excitación y el orgasmo de la mujer, por tanto, el tamaño no es el único criterio para tener relaciones íntimas satisfactorias.
Mitos sobre la erección
«Un hombre que no tiene una erección está acabado sexualmente.»
¿Lo único importante es tener un pene duro y lo que se hace con él?
Debido a que vivimos en una cultura donde el modelo sexual que predomina es coitocéntrico, la penetración está sobrevalorada. Por tanto, la mayoria de los varones tienen fijación en su pene y en sus erecciones. Esta fascinación perdura a lo largo de sus vidas y les crea una enorme presión en su desempeño sexual.
Cuando tienen fallos en su erección, el mundo se les viene encima. Su autoestima se cae al suelo y piensan que su vida como amantes se ha terminado. En muchos casos se genera tal ansiedad ante la penetración, que lo que más temen, que es perder la erección, se cumple. Normalmente cuando esto sucede, las relaciones sexuales dejan de ser placenteras y motivantes para ser temidas y ansiógenas.
Hemos de aprender a desgenitalizar la sexualidad.
Todo el cuerpo es erótico. Hombres y mujeres necesitamos aprender que el pene no es la única parte sexual del cuerpo de un hombre. No podemos pensar que todo el potencial sexual del varón está reducido a unos cuantos centímetros. Por otra parte, hay muchas actividades sexuales extraordinariamente placenteras que no necesitan que el pene esté erecto.
La satisfacción sexual no está directamente relacionada con la erección del varón. Por tanto, a la hora de disfrutar del sexo fijemos nuestros objetivos en potenciar nuestras habilidades sexuales como amantes. La erección es un elemento más, no el único, en los encuentros íntimos entre la pareja.
Mitos acerca del orgasmo femenino
«Las mujeres tienen dos tipos de orgasmos. Uno es vaginal y otro es clitoriano. Las mujeres que no experimentan orgasmos vaginales tienen un problema sexual.»
Este mito está bastante extendido y da lugar a malentendidos. No hay dos tipos de orgasmos, y mucho menos uno vaginal que es el normal, el que deberíamos tener todas las mujeres y otro menos importante que es el que se alcanza de otra manera que no es por medio de la penetración.
Aclaremos esta confusión: hay muchas maneras de alcanzar el orgasmo y ninguna es mejor que otra. Las mujeres pueden llegar al clímax por muchos medios. Ellas solas: estimulando su clítoris con la mano, con el chorro de la ducha, con un juguete sexual, tocando otras zonas de nuestro cuerpo, fantaseando sin contacto usando la imaginación, etc.
Con la pareja: mediante juegos eróticos que nos resulten excitantes, cuando nos estimula el clítoris, con besos, con palabras.. y también, por supuesto, muchas mujeres alcanzan su orgasmo con la penetración. Pero no es la única forma ni tampoco es la más sencilla.
La verdad es que todavía muchas mujeres en la consulta siguen preguntando sobre esta cuestión. También muchas están preocupadas porque piensan que les ocurre algo cuando no son capaces de alcanzar el orgasmo por medio del coito: ¿Tendré algun problema si no tengo orgasmos con penetración? Parece que lo normal es que una mujer alcance su clímax sexual por medio de las relaciones sexuales coitales.
En realidad, esto no es así. El coito no es la manera más adecuada para que la mujer alcance sus orgasmos. La forma más fácil que tienen las mujeres para alcanzar el orgasmo es estimulando el clítoris.
Masters y Johnson, dos reputados investigadores en sexualidad humana fueron los que refutaron la idea tan extendida de los dos tipos de orgasmo femenino. Dos hallazgos principales encontraron:
- Todos los orgasmos son fisiológicamente iguales. Esto quiere decir que el orgasmo es igual si una mujer lo alcanza a través de la estimulación de sus senos, su clítoris, a través de la penetración, por estimulación del punto G, por medio de fantasías eróticas, etc. En términos fisiológicos solo existe un tipo de orgasmo. Lo que sí es diferente es la experiencia psicológica derivada de cada tipo de excitación.
- La estimulación del clítoris casi siempre está implicada en los orgasmos femeninos; de hecho es el disparador que ayuda a alcanzar el clímax.
Mitos sobre el orgasmo en pareja
«Para que una pareja sea compatible sexualmente debe tener orgasmos sincronizados.»
Aunque una pareja puede experimentar orgasmos simultáneos, este no debe ser un objetivo a perseguir en las relaciones sexuales. Intentar sincronizar los orgasmos puede llevarnos a distracciones y tensiones que nos restan placer y satisfacción.
Por otra parte es bastante difícil conseguir llegar al orgasmo a la vez, requiere de una precisión rigurosa por parte de la pareja y un excesivo control de su excitación, que en modo alguno están justificados con un plus de placer.
Si disfrutas de orgasmos sincronizados con tu pareja, saboréalos, pero no los conviertas en el centro de tu placer. Convertir la sexualidad en una competición para obtener marcas de número de orgasmos, eyaculaciones, posiciones sexuales, penetraciones, orgasmos simultáneos, etc, puede llevarnos a desviarnos del objetivo principal de una relación sexual.
”La sexualidad es un valor humano, por medio de la cual expresamos nuestra naturaleza sexuada, expresamos y recibimos ternura, amor, placer, complicidad, etc. A través de la sexualidad establecemos vínculo, satisfacemos nuestra necesidad de apego y nos comunicamos con otras personas.
Mitos acerca de la masturbación
«La masturbación es una actividad sexual que no es aconsejable porque puede acarrear problemas sexuales y psicológicos a las personas que lo practican. Es frecuente que se convierta en un vicio compulsivo que se practica en solitario. La práctica de la masturbación se debe abandonar cuando se forma la pareja.»
Hoy en día, afortunadamente, la relación entre masturbación y “enfermo/a sexual” está desechada por la mayoría de la población, aunque aun existen prejuicios y actitudes negativas sobre esta práctica sexual.
La masturbación es una actividad sexual que practican hombres y mujeres de todas las edades y culturas. Es una práctica sexual absolutamente normal, es un modo natural y saludable de expresión sexual. Forma parte de nuestro autoconocimiento sexual desde que somos niños/as.
Autoexplorar nuestro cuerpo para obtener placer forma parte de la naturaleza humana y constituye una fuente de satisfacción genital que mantenemos hasta nuestra vejez. Incluso en terapia sexual, la masturbación se utiliza como una estrategia terapéutica muy útil para resolver muchas disfunciones. Por ejemplo, en situaciones de anorgasmia (imposibilidad de alcanzar el orgasmo) el primer paso es aprender a autoestimularse.
La forma más fácil de conocer el potencial erótico de nuestro cuerpo es por medio de la autoestimulación. Conocer nuestro cuerpo implica explorarlo, acariciarlo y estimularlo. Este aprendizaje es fundamental para que después podamos compartir el placer erótico con nuestro compañero/a.
Pero, ¿en qué momento hemos de preocuparnos por una práctica excesiva? La masturbación, como culquier conducta humana, puede convertirse en problemática cuando su práctica nos obstaculiza las actividades y objetivos importantes de nuestra vida y la convertimos en nuestra única fuente de placer sexual. Si se hace de manera compulsiva, es decir, la persona pierde el control sobre ella y ya no provoca disfrute, se convierte en un problema y nos generará dificultades en las relaciones sexuales con pareja.
”La sexualidad es un valor humano, por medio de la cual expresamos nuestra naturaleza sexuada, expresamos y recibimos ternura, amor, placer, complicidad, etc. A través de la sexualidad establecemos vínculo, satisfacemos nuestra necesidad de apego y nos comunicamos con otras personas.
Mitos sobre el alcohol y el sexo
«El alcohol facilita las relaciones sexuales.»
Tomar alcohol en dosis pequeñas puede ayudarnos a desinhibirnos y facilitar el acercamiento sexual. Muchas relaciones íntimas se inician después de una noche de copas.
El alcohol y su efecto de euforia ayuda a infundir arrojo y valor a muchas personas que sin una copa no se atreven a iniciar un encuentro erótico. Sin embargo, todas las investigaciones señalan que ingerir alcohol puede acarrear consecuencias negativas para nuestra sexualidad.
Es un potente depresor del sintema nerviso central. El alcohol, al igual que el tabaco, es un factor de riesgo para la disfunción eréctil (impotencia masculina). En la mujer también puede deprimir los signos fisiológicos de excitación sexual, disminuir la lubricación vaginal y provocar un retraso del tiempo necesario para alcanzar el orgasmo.
Otras creencias erróneas sobre la sexualidad en pareja
«La práctica del sexo anal es exclusiva de hombres homosexuales.»
El sexo anal puede gustarnos o no y es lícito, pero pensar que quién lo practica es homosexual, es una creencia totalmente equivocada. Un 40% de las parejas heterosexuales lo han practicado alguna vez. Muchos hombres tienen verdaderos problemas al considerar que practicar sexo anal va relacionado a tener tendencias homosexuales.
Para las mujeres también puede ser difícil aceptar que su pareja masculina sienta placer al ser penetrado analmente. Sin embargo, el ano presenta infinidad de terminaciones nerviosas. Puede ser muy excitante y placentero estimularlo tanto para hombres como para mujeres.
Lo importante es que la práctica del sexo anal sea pactado por la pareja, nadie debe sentirse obligado/a a practicarlo. A pesar de ser un práctica que podemos incluir en nuestro menú sexual, hemos de respetar las preferencias de ambos miembros de la pareja. Aquellas personas que no desean practicarlo, tienen derecho a decir no y ser respetadas en su decisión.
La salud sexual debe basarse en la práctica de un sexo libre, seguro, responsable y placentero.
«Si mi pareja me quiere debería saber lo que realmente me gusta en el sexo.»
Un error muy común entre las parejas es pensar que el/la amante debe adivinar nuestros gustos sexuales y, por consiguiente, darnos placer sin ninguna indicación o guía por nuestra parte. Muchas personas piensan que “si tengo que decirle a mi pareja lo que me apetece y enseñarle a complacerme, el sexo pierde toda la emoción”.
¿El sexo pierde frescura si nuestra pareja no acierta con nuestros gustos? La realidad es que es difícil que adivinen lo que nos apetece en cada momento, incluso aunque nos conozcan mucho. También ocurre en otros aspectos de nuestra vida, ¿tiene que averiguar nuestra pareja qué nos apetece hoy cenar?, ¿qué queremos en la comida, agua o vino? Difícil se lo ponemos… de esta forma tiene muchas posibilidades de equivocarse. Es mucho mejor asegurarnos al decírselo.
Ten en cuenta que nadie puede adivinar lo que nos gusta. Tenemos que expresar nuestros deseos; la sexualidad es comunicación. Habla con tu pareja y transmite tu decisión de mejorar vuestra sexualidad empezando por expresarle tus preferencias sexuales. Empieza por vencer tu vergüenza y habla de lo que te gusta. Aunque llevéis tiempo juntos, no lo des por supuesto. Invítale a que haga lo mismo.
En general, los seres humanos tenemos inhibiciones y vergüenza para mostrar nuestros deseos más íntimos. Aunque tengamos una actitud abierta y positiva hacia la sexualidad, nuestra educación, experiencias, baja autoestima y autoimagen negativa nos pueden llevar a una escasa comunicación sexual con el otro.
«El sexo tiene que se espontáneo, eso es lo natural, en las parejas. Si se prepara, es muy artificial.»
El concepto espontáneo puede confundirnos: ¿a qué nos estamos refiriendo? Hay veces que nos justificamos para no dedicar nuestro tiempo y esfuerzo a mejorar la intimidad sexual con nuestra pareja.
Al principio de una relación parece que el deseo sexual surge de manera espontánea, no tenemos que preparar nada, no hay que hacer ningún esfuerzo para sentir la pasión y lanzarnos al encuentro sexual llenos de ardor desenfrenado.
Al pasar un tiempo de convivencia, las cosas empiezan a no ser tan espontáneas como al principio: ¿qué nos está ocurriendo? ¿ya no nos atrae igual nuestro compañero/a? Desde luego no es lo mismo el deseo que despierta la novedad sexual al principio de una relación que llevar juntos unos años. Sin embargo, la atracción por nuestra pareja y la pasión no tiene por qué desaparecer. Si se acaba el sexo, posiblemente el fallo está en nuestra falta de atención, dedicación y esfuerzo para conservarlo.
Esperamos que el deseo apararezca de nuevo sin hacer nada…¡creemos que volverá mágicamente a nuestras vidas!…Pero el deseo no es un virus que se introduce en nuestro cuerpo; al deseo hay que citarlo, llamarlo, provocarlo. Los juegos sexuales con nuestra pareja, la exploración mutua, los juguetes sexuales, la creatividad en nuestras relaciones íntimas, la actitud positiva para aprender sexualmente a lo largo de nuestra vida son factores fundamentales para disfrutar del sexo con nuestra pareja a través de los años.
«El amor lo puede todo. Si nos amamos nuestra sexualidad será maravillosa.»
Muchas parejas creen que el amor les solucionará sus problemas de pareja y su sexualidad. Pensamos que el amor será el responsable de nuestra felicidad en pareja. Así nos han educado y nosotros lo hemos creído. Pero muchas parejas son infelices a pesar de seguir queriéndose. Son desgraciados en su convivencia, a pesar de que entre ellos haya amor.
”El amor es una condición necesaria pero no suficiente para ser feliz en pareja.
Para una sexualidad plena y gozosa es imprescindible dedicar tiempo a la intimidad y aprender técnicas, habilidades y recursos para el crecimiento erótico que nos asegure una salud sexual con nuestra pareja.