A la edad de 87 años, la noche de este lunes falleció de manera sorpresiva el padre Álvaro Fernández Ávila, mejor conocido como el padre Alvarito, muy conocido, pero sobre todo muy querido por su labor entre la comunidad cristiana, un hombre que desde 1999 y hasta el 2014 fue el exorcista de la Diócesis de Xalapa.
En entrevista, el vocero de la Arquidiócesis de esta ciudad, José Manuel Suazo Reyes, recordó que era un hombre sencillo, humilde, con una gran sabiduría y corazón.
Originario del municipio de Naolinco, nació en el año de 1933, estudio en el Seminario de Xalapa y una vez que fue ordenado sacerdote, prestó sus servicios en la Diócesis de Tuxpan por varios años.
Fue formador y profesor de varias generaciones de sacerdotes en aquella diócesis del norte de nuestro estado.
Posteriormente, se incorporó a sus actividades en la iglesia de San José, en esta capital, donde también fue profesor de muchas generaciones de estudiantes, quienes lo recuerdan con gran cariño por su carácter, por su personalidad, por su sabiduría y enseñanzas.
También fue párroco de la iglesia San Juan Evangelista, en esta ciudad y posteriormente fue asignado a la Catedral Metropolitana como vicario, en razón de que se desempeñaba como el exorcista de la Diócesis.
“Ese servicio es un servicio muy absorbente, muy delicado, que requiere de mucha atención a los pacientes tratados, porque hay situaciones que no se resuelven en una sola vez y además, la preparación es delicada”, subrayó Suazo Reyes.
Por más de 30 años el padre Alvarito fue columnista en el Diario de Xalapa y por ello también era muy conocido y leído, porque sus reflexiones siempre tenían enseñanzas muy interesantes y en los últimos años también colaboró para el Semanario Alégrate.
“Lo vamos a extrañar porque era una persona además con una espiritualidad muy fuerte, muchos lo buscaban para orientación, algún consejo, para confesarse con él, gozaba de una personalidad muy discreta y profunda. Un hombre lleno de Dios, se le veía frecuentemente con el oficio de lectura, rezando el rosario y al mismo tiempo, tenía una gran capacidad de comunicación con las personas, era muy anecdótico, se llevaba con todo mundo y tenían una gran imagen de él”, destacó.
El vocero de la Arquidiócesis puntualizó que hasta la mañana de este martes no se tiene exactamente conocimiento de qué falleció, no se había reportado enfermo, estaba en su domicilio a la hora de su partida, “aún no conozco las causas de su muerte, yo creo que fue una muerte natural, aún no lo sé”.