Los vestigios de una casa construida con piedra monolítica fueron hallados en el ejido del Morgadal, resultado de los trabajos de salvamento arqueológico vinculados a la construcción de la sede estatal de la Universidad para el Bienestar “Benito Juárez García” (UBBJ), los cuales fueron coordinados por la investigadora del Centro INAH Veracruz, Patricia Castillo Peña.
El hallazgo se registró el 10 de julio de 2024, cuando iniciaron las excavaciones en el predio, cuya información obtenida es parte de un estudio regional, el cual tiene por objetivo implementar una base de datos sobre el patrón de asentamientos en la región cultural El Tajín, principalmente en el centro-norte de Veracruz.
La arqueóloga refirió que el predio, de 3.4 hectáreas, fue donado por la comunidad, y se dividió en siete frentes de excavación; en la denominada Unidad I se encontró una plataforma con restos de muros de piedra monolítica, cuya traza y material indica que se trató de una casa-habitación, probablemente, perteneciente a una familia de elite.
Se estima que la antigüedad del contexto está ubicada entre finales del periodo Epiclásico y principios del Posclásico mesoamericanos (850 – 1200 d.C.).
“La piedra monolítica es un material que se encuentra en la región y sirvió para realizar una arquitectura con una tecnología de prevención, debido a que se registraron inundaciones provocadas por el cambio climático medieval”, indicó.
Asimismo, se hallaron objetos de obsidiana verde dorada, la cual proviene de la Sierra de las Navajas, en Hidalgo, “al parecer es una producción de actividad familiar, porque solo se registraron dos núcleos y herramientas, como navajillas y puntas de flechas, esta variedad es más resistente que la obscura, por eso era apreciada en la antigüedad”, explicó la investigadora.
Alrededor de los restos de la construcción se han encontrado diversas zonas habitacionales, periféricas a la Zona Arqueológica El Tajín, y mediante “el uso del dron y de la tecnología de escáner en 3D hemos obtenido una visión integral del área”, abundó Castillo Peña, al referir que las piedras monolíticas de la unidad habitacional, algunas de las cuales alcanzaban un metro de largo, serán cubiertas por completo para su conservación, debido a las condiciones ambientales.
El trabajo de campo, dijo, concluyó el 10 de agosto de 2024, y ahora se da paso al proceso de análisis del material arqueológico recuperado en la excavación, entre el que destaca un fragmento de una flauta de influencia huasteca, con la figura de un personaje con nariguera, la cual, probablemente, medía entre 10 y 15 centímetros.
La participación de 20 estudiantes de la UBBJ en el salvamento arqueológico, abundó, tuvo el objetivo de “promover la apropiación del patrimonio para que más adelante se conviertan en protectores del mismo”.
El coordinador académico de la licenciatura de Patrimonio Histórico Cultural y Natural de la UBBJ, sede Papantla, Jesús Trejo González, resaltó que a la institución educativa le interesa mostrar a la localidad y a la comunidad estudiantil la corresponsabilidad de conservar el patrimonio de la entidad.
Alumnos de los ciclos sexto y octavo, añadió, se integraron a las cuadrillas de excavación y laboratorio, y fueron capacitados para utilizar herramientas usadas en la arqueología, a fin que pudieran trabajar con los expertos.
Las actividades de las y los estudiantes, puntualizó, incluyeron el registro de lo observado durante el desarrollo del salvamento arqueológico, así como un registro fotográfico de todo el proceso del proyecto, entrevistas a autoridades comunitarias, a arqueólogas y arqueólogos, con el fin de conservar este testimonio para la memoria de la universidad.
De esta manera, “obtuvieron una experiencia valiosa para su formación académica y profesional”, finalizó Trejo González al comentar que, al término de los análisis, se espera que algunos de los materiales arqueológicos puedan quedar bajo resguardo de la universidad, con fines de divulgación.