El vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes, refirió lo dicho por los obispos de México en el sentido de que este año México padece, además de la pandemia de Covid-19, la «peste mortal» de la violencia y la inseguridad que han alcanzado niveles nunca vistos, sea por su cantidad, frecuencia y crueldad.
Tras la declaración conjunta sobre el Don de la vida y la dignidad de la persona humana que hicieran los obispos de México, aseveró que dicha declaración se hace en un momento en que el pueblo sufre los embates, cada vez más constantes de la cultura de la muerte.
Suazo Reyes resaltó a su vez que los obispos lamentaron que la cultura de la muerte se manifieste entre otras formas como actos de violencia, «cada vez más numerosos y cruentos».
Además, por considerar a la vida de un hijo como si fuera derecho de un adulto y de la misma manera, en volvernos insensibles ante la eutanasia en la ruptura de las familias.
Los obispos reprocharon los esfuerzos por legalizar los estupefacientes y otras drogas; la difusión de una visión pobre y distorsionada de la sexualidad la corrupción; la trata de personas con fines de explotación sexual o laboral; la indiferencia de algunos ante la pobreza y, en el abuso y daño de la naturaleza por el consumismo extremo.
“Vemos que algunos proponen programas de gobierno, leyes, y criterios judiciales que atentan contra la dignidad de la persona humana y en particular contra su vida», enfatizó en relación a lo sostenido por los jerarcas católicos de todo el País.
Los representantes católicos reafirmaron que la “renta de vientres” o maternidad subrogada constituye una explotación de la mujer, de quien se abusa con fines reproductivos.