PEKÍN — Seguramente habrá maravillas, porque siempre las hay en unos Juegos Olímpicos. Alguien —posiblemente alguien de quien nunca has oído hablar— deslumbrará con velocidad o gracia o ferocidad o agallas.
Pero hay una cierta tristeza en los Juegos de Invierno de Pekín, que se inauguraron oficialmente el viernes. Ya sea por la política o la pandemia, los Juegos Olímpicos se han atenuado en la misma ciudad que, en 2008, los convirtió en un espectáculo maravilloso, ambicioso y perdurable.
Miles de visitantes de todos los rincones del mundo han llegado a la vasta capital de China y a sus montañas circundantes, atravesando a diario el corazón de la ciudad sin poder tocarla ni saborearla ni interactuar con ella. Los habitantes de Pekín observan a sus invitados olímpicos a través de las imponentes vallas que rodean todos los recintos y a través de las ventanas de cristal de los autobuses privados que los trasladan de un lugar a otro.
Miles de visitantes de todos los rincones del mundo han llegado a la vasta capital de China y a sus montañas circundantes, atravesando a diario el corazón de la ciudad sin poder tocarla ni saborearla ni interactuar con ella. Los habitantes de Pekín observan a sus invitados olímpicos a través de las imponentes vallas que rodean todos los recintos y a través de las ventanas de cristal de los autobuses privados que los trasladan de un lugar a otro.
La llamada burbuja, una región del tamaño de una pequeña ciudad que rodea los edificios olímpicos, está diseñada para contener un patógeno mortal, uno que mantuvo alejados a todos los espectadores, excepto a los seleccionados. Hay rumores de protestas, y temores sobre cómo una China orgullosa y desafiante podría enfrentarse a ellas. Hay un panorama preocupante de alambre de púas y niebla de desinfectante, y de una ciudad desconectada de otra vuelta atesorada en el escenario mundial. Hay una mascota, Bing Dwen Dwen, pero no siempre queda claro a quién quiere entretener el panda gigante.
Quizás eso cambie el sábado. Las primeras medallas llegarán este fin de semana. Los Juegos Olímpicos, sean como sean, ya están aquí.
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